¿Qué es la hipoxia?


Respirar es sentir el milagro de vivir, cuando respiramos nuestro organismo recibe oxígeno y desecha dióxido de carbono. Este intercambio de gases con el medio ambiente permite que todos los órganos de nuestro cuerpo realicen sus funciones adecuadamente, manteniendo nuestra salud, y la hipoxia no permite que así sea.

El oxígeno es el elemento que permite a las células de nuestro cuerpo convertir los nutrientes ingeridos en energía vital, la cual nos permite desempeñar todas las actividades para las cuales estamos naturalmente aptos.

Así mismo el oxígeno se encarga de mantener vivas las células y desechar aquellas que ya no sean útiles para nuestro cuerpo por haber cumplido su ciclo vital; una buena oxigenación de nuestro organismo es pues garantía para disfrutar de una vida vigorosa.

¿Qué pasa cuando no hay una correcta oxigenación en nuestro organismo?

Se produce una alteración en el normal funcionamiento del organismo denominada hipoxia. Dicha alteración se manifiesta a través de síntomas que se dividen en objetivos y subjetivos de acuerdo a sus características.

Los objetivos son aquellos que suelen ser pasados por alto o confundidos con otras patologías. Sin embargo esta clase de síntomas suelen ser leídos por el profesional de Salud responsable.

Los síntomas que se incluyen dentro de esta clasificación son: respiración muy profunda, confusión, problemas de coordinación o de juicio y cianosis.

En cuanto a los síntomas subjetivos, estos son aquellos generalmente percibidos como señales de alerta tanto por el paciente como por el entorno.

Ocurren cuando el paciente manifiesta falta de aire, ansiedad, fuertes dolores de cabeza, fatiga, mareos, náuseas, alteraciones en la visión y problemas de sensibilidad.

Igualmente un paciente con hipoxia suele presentar alteraciones en la sensación de temperatura, por lo que la persona suele verse afectada por episodios de frio o calor intensos.

Sin embargo, la hipoxia no genera malestares asociados con el dolor y puede pasar desapercibida para los sujetos que la padecen, continuando su desarrollo, hasta comprometer las capacidades del afectado.

Este padecimiento varía entre los sujetos y puede ser causada por diversos factores, tales como alteraciones en la función de ventilación de los alveolos. En este caso el oxígeno en la sangre se ve disminuido.

Pero no es la única causa, pues también puede suceder que se presente el padecimiento a consecuencia de una alteración en alguna de las estructuras que sirven para el transporte del oxígeno.

Riesgos de este padecimiento

El principal riesgo presentado por este padecimiento se relaciona con su presencia y desarrollo silencioso. Adicionalmente cada persona la presente de manera distinta por lo que varía de forma individual.

Al tener tantas formas de presentarse, se hace aún más difícil su diagnóstico y puede llegar el momento en el que genere un nivel de incapacidad que no pueda detenerse.

En este sentido, uno de los principales peligros asociados con este padecimiento se refiere a las complicaciones cerebrales, lo cual comienza por comprometer funciones de juicio y cálculo hasta afectar totalmente la razón e incluso la memoria.

En todo caso, este padecimiento puede prevenirse en primer lugar mediante el mantenimiento de óptimas condiciones corporales o a través del aporte de oxigeno utilizando distintos equipos.

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